venerdì 31 luglio 2009

Cambio de casa

“Better pass boldly into that other world, in the full glory of some passion, than fade and wither dismally with age”. Es una de las citas más socorridas de la literatura del siglo XX: de Los muertos, el cuento más famoso de Joyce y el último del volumen Dublineses. En la traducción de Cabrera Infante: “Mejor pasar audaz al otro mundo en el apogeo de una pasión que marchitarse consumido funestamente por la vida”.

Ayer fue la misa de trigésimo de mi hermana Inés. Tras un año de lucha a brazo partido, un cáncer insidioso pero aparentemente no indomable (sólo la última semana la tuvo hospitalizada) se la llevó el 30 de junio. Tenía 44 años.

Curioso cómo ahora, viendo las cosas a posteriori, te das cuenta de que en el fondo te estabas preparando para esto. “No tiene buena pinta”, “hay que rezar”...: frases de este tipo nos intercambiábamos entre padres e hijos, entre hermanos, entre parientes, entre amigos, a pesar del optimismo en que iban envueltas siempre las noticias.

“Quizá sea la última vez que la vea”, le dije a Isa hace unos meses, poco antes de un breve viaje a Madrid. “¡No!, ¡qué dices!”, me respondió. Bueno, pues sí, fue la última vez que la vi con vida.

Se veía venir. Otra cosa es que no quisiéramos mirar. Se veía venir, y sin embargo el zarpazo de la ausencia duele.

Ha cambiado de casa, me ha dicho Enrico, un amigo. Ya. “Decía un alma ambiciosa de Dios: ¡por fortuna, los hombres no somos eternos!”. Son unas palabras de Josemaría Escrivá de Balaguer que seguramente consideró más de una vez en sus últimos días de vida (en ella el Opus Dei era parte sustancial de esa “passion in its full glory” que en cristiano se llama vocación).

Ha cambiado de casa... Bien, y yo en esa nueva casa, ¿quién soy para ella? ¿Qué estará contando de mí?, me pregunto. ¿Se acuerda de cuando le hice ir de una punta a otra de Madrid (ella vivía en Madrid) para recoger un papel absurdo, o bien de cuando, siendo niños, le ayudé a salir de una acequia en la que se había caído? Calculadora como era (en la universidad se había especializado en cálculo automático, y en eso trabajaba), seguro que ha sacado mi saldo.

Me da no sé qué mezclar su recuerdo con el de Joyce, pero he de reconocer que en esa frase de Los muertos hay una gran verdad que tiene que ver con ella.

2 commenti:

Mary Lennox ha detto...

"Would you know my name
if I saw you in heaven?
Would it be the same
if I saw in Heaven?"
Así canta la canción de Eric Clapton
Gracias me pasa lo mismo con la muerte de mi abuela sólo que al estar con un Océano de por medio no lo ví venir si no el Abrazo en el aeropuerto cuando me fui al viejo mundo hubiera sido muy diferente.
Saludos aún contenta de que los buenos libros no se acaben
Mary

A. Méndiz ha detto...

Yo también conocí a Inés. Era mi hermana. No sé si la quería tanto como Alfredo o más aún, pero os agradezco a los dos lo que habéis escrito sobre ella. Que Dios os bendiga.
Alfonso.