venerdì 7 novembre 2008

El gaucho y el cowboy

El protagonista de Don Segundo Sombra no es Segundo Sombra: es Fabio Cáceres, un gaucho novicio que tiene a aquél por padrino. Nombre curioso, ¿no?, este de Segundo Sombra: sin saber nada del libro cuando lo tomé, yo pensaba, por el título, que iba a vérmelas con una novela cómica protagonizada por un personaje marginal, antonomástico de un nombre como Segundo y un apellido como Sombra. Me parecía uno de esos títulos burlones tan del gusto de los latinoamericanos, tipo Obras completas (y otros cuentos), de Augusto Monterroso, o Redención de la mujer caníbal, de Marco Denevi.

Bien, pues no: Don Segundo Sombra, obra capital del argentino Ricardo Güiraldes (1886-1927), es una novela seria. Una novela épica, incluso.

La he leído este verano, editada por Alianza (1989), y debo decir que hacía mucho tiempo que no me las veía con un castellano tan literario: tan simbólico y a la vez tan directo.

Una muestra: “Además de esta gente, estaban las tres muchachas de la casa, de las que ya Paula me había hablado burlonamente: ‘¡Si las viera!... no andaría gastando saliva en una pobrecita olvidada de Dios, como yo’. Si Dios se había acordado de ellas, debió ser en un día de mal humor. Eran unas tarariras secas y ariscas que nunca salían de la pieza (...). Que Paula y las otras se llamaran igualmente mujeres, era una verdad que no entraba en mis libros”.

Copié este párrafo durante la lectura: me pareció especialmente inspirado, aunque ahora, releyéndolo, no estoy tan seguro de que sea de los mejores.

Don Segundo Sombra es una novela de formación, un Bildungsroman, que dicen los alemanes. Narra la formación de un joven en las cualidades distintivas del estamento gaucho: la indiferencia ante los hechos y la voluntad de dominio. Ahora bien, es una novela de formación sin trama, sin una línea de acción que conduzca al desenlace final: es simplemente una sucesión de momentos autónomos, con escasa conexión entre sí, más o menos como el Quijote.

La Pampa como la Mancha. O como las grandes praderas del Midwest, porque entre el gaucho y el cowboy hay poca diferencia.

Mejor dicho, hay una importante diferencia. El cowboy es un estereotipo cinematográfico: hasta ahora no tiene, que yo sepa, un arquetipo reconocible en la gran literatura. El gaucho, en cambio, tiene al menos dos: Martín Fierro y Don Segundo Sombra.

1 commento:

Mary Lennox ha detto...

Y vaya que son Diferentes ambos. Sin embargo estimado fue a parar con lo mejor de nuestra literatura, aunque a mí particularmente me gusta más el Martín Fierro del cual nunca dejo de repetir sus concejos. Lástima que ya no queden gauchos y que nos están destrozando el campo.
A propósito sigo viendo su blog y más me gusta
Atentamente
La pequeña
Mary Lennox