
El libro tiene tres partes. La primera es la más romántica y la que a mí más me ha gustado. Me sugestiona, por ejemplo, ese “lugar de siempre” de Encuentro, en el que “siempre” es, de nuevo, el adverbio de las grandes esperanzas. Porque, no lo he dicho pero lo digo ahora, Memoria del paraíso es, en sustancia, un poemario sobre la esperanza.
ENCUENTRO
SALÍ al lugar de siempre,
por si te encontraba,
y no.
por si te encontraba,
y no.
Pasé por el lugar de siempre,
por si habías vuelto,
y hoy no.
Volví al lugar de siempre,
miré (quizá estarías pasando tú también).
Pero no.
miré (quizá estarías pasando tú también).
Pero no.
Y así cada día:
salgo, paso, vuelvo, miro...
no vaya a ser
que justo hoy,
cuando tú sí,
resulte que
yo no.
Componen la segunda parte del libro quince haikus. He aquí uno, característico de la mirada de la autora sobre su propio mundo.
salgo, paso, vuelvo, miro...
no vaya a ser
que justo hoy,
cuando tú sí,
resulte que
yo no.
Componen la segunda parte del libro quince haikus. He aquí uno, característico de la mirada de la autora sobre su propio mundo.
APARECE tu sombra:
la habitación
llena de luz.
La tercera parte es menos uniforme y contiene alguna cosa de relleno que quizá no merecía subir al libro.
Con las demás, sin embargo, basta y sobra para avalar a esta nueva, auténtica poeta. La esperanza es su música de fondo: por eso su palabra delicada penetra derechamente en la parte mejor del alma.
la habitación
llena de luz.
La tercera parte es menos uniforme y contiene alguna cosa de relleno que quizá no merecía subir al libro.
Con las demás, sin embargo, basta y sobra para avalar a esta nueva, auténtica poeta. La esperanza es su música de fondo: por eso su palabra delicada penetra derechamente en la parte mejor del alma.
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