venerdì 23 gennaio 2009

La América de Ethan Canin

La lectura de Todo un carácter, de Imma Monsó, me ha encendido en alguna neurona el recuerdo de un cuento de Ethan Canin titulado Memoria musical. Pertenece al primer libro de Canin, El emperador del aire (Emecé, 1999), muy superior, para mi gusto, a los siguientes (al menos, a los que yo he leído). Recuerdo, además de Memoria musical, otras dos joyas de aquel volumen, Mentiras y El lugar donde ahora estamos.

Canin da voz a personajes muy variados pero casi siempre con ideas muy claras sobre sí mismos. Esto es de agradecer. Quizá es un rasgo de ingenuidad americana, pero a mí no me molesta: al revés.

En Memoria musical, la protagonista es una camarera: una mujer con aficiones artísticas pero que es y quiere ser camarera. Su madre, a la que ha ido a ver el día de acción de gracias, está empeñada en comprarle ropa, a lo que ella se resiste. Tiene también una hermana cardiocirujana.

Se trata de un triángulo femenino prácticamente igual al de la novela de Imma Monsó (también porque el punto de vista es el de una hija), pero resulta mucho más cautivante. En Canin, las manías de la madre no son objeto de chiste: son las manías de una mujer que es tu propia madre. El modesto horizonte de la narradora es una opción sufridamente deliberada, no el resultado de la inacción. No sé si me explico. El humor, por lo demás, no está ausente en Canin, pero estalla en el sitio justo.

En fin, que me quedo con Canin. En Canin, la chispa del cuento es siempre un instante de luz interior en el que el protagonista —narrador, a la vez— reconoce, en una imagen o en un hecho, mucho más que la superficie de esa imagen o de ese hecho.

En cierto momento, la madre y las dos hijas cantan a tres voces. La hija camarera no consigue dar bien la nota más que cuando le toca incoar a ella. Si, en cambio, ha de entrar con la canción en marcha, entra siempre mal.

Conozco a muchos a los que les pasa eso: la vida, tal como está planteada, les resulta intransitable. Y entiendo que vayan a la suya, en el buen sentido.

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