domenica 14 marzo 2010

Delibes como maestro

Ayer me enteré por el periódico de la muerte de Miguel Delibes. Hace poco me había preguntado a mí mismo si seguiría vivo, porque llevaba tiempo sin oír hablar de él.

Hubo un momento en mi vida en que fui un lector voraz, más que atento, de Delibes. Si en mi firmamento de libros aparecía uno suyo, los demás tenían que cederle el paso. Ciertamente, soy de los que habrían preferido que el Nobel de Cela (1989) se lo hubieran dado a él. No es justo que Cataluña no tenga ningún premio Nobel, pero aún lo es menos que no lo tenga Castilla León, reserva natural de las esencias de la lengua española y cuna, hoy como ayer, de grandes escritores. En Estocolmo siempre han preferido a los andaluces: Aleixandre en vez de Guillén; Juan Ramón Jiménez en vez de León Felipe. Cela no es andaluz sino gallego, pero el resultado, para el castellano Delibes, es el mismo.

Delibes tiene una novela que no es de las más conocidas, pero que a mí me causó un impacto tremendo: Parábola del náufrago, de 1969, me parece. Yo la leí muchos años después, en mi época de adicción a sus libros, siendo estudiante de universidad más o menos. Es una novela experimental, que mezcla técnicas narrativas diversas y somete al lector a un ritmo sincopado, a ratos desbocadamente trepidante, que lo sacude por dentro y le hace sentirse incómodo en su sillón.

Si no me equivoco, Parábola del náufrago se enmarca, temporalmente, entre Cinco horas con Mario y El príncipe destronado, es decir, está en medio de ese último decenio del franquismo en que la crítica social de Delibes se traslada del campo a la ciudad y se hace un poco más ácida. Pero Parábola del náufrago no está explícitamente ambientada en la España de Franco. Es, como el título indica, una parábola: la parábola de un mundo desencantado, tecnológico, opresivo, deshumanizado, en que el náufrago es el hombre, con su evidente, encantadora poquedad. Se abre con una cita de Horkheimer, si no recuerdo mal, y se cierra con un final no precisamente feliz.

El obituario de la FAZ dice que España, con la muerte de Delibes, no sólo ha perdido a un escritor eximio: ha perdido a una de sus grandes autoridades morales.

2 commenti:

Anonimo ha detto...

E a quando due righe sul romanzo del D'Avenia?

Luigi Murtas

ALF ha detto...

Prima dovrei leggerlo. Grazie del suggerimento, cmq.